Nalgadas, nalgadas, nalgadas

Hace rato que quería ponerme a escribir. Tuvimos un fin de semana bastante agitado, después de tanto tiempo. Sin embargo en estos días cualquier cosa me aburre enormemente. Cualquier cosa es cualquier cosa, incluso este blog. Igualmente me propongo escribirlo como cierto ejercicio, para registrar cómo avanza nuestra relación de disciplina doméstica, tipo diario. Y además para ver si puedo de a poco perder algunas de esas tantas inhibiciones. Algún día pondré un post acerca de cuánto trabajo involucra llegar a este momento, pero hoy me limitaré a contar algunas cosas del fin de semana.

Después de mi "investigación" sobre nuevos implementos Patricio decidió algo insólito, no tanto por la decisión sino por las consecuencias. Y eso fue volver a la mano, la mano exclusivamente, puras nalgadas sobre las rodillas. Aparentemente yo había acumulado demasiados motivos y lo que más me sorprendió fue ver que él consideraba algo que yo pensé habíamos sacado de discusión: ponerme a estudiar. Ok, me propuse terminar con las materias que me quedan (que son en realidad cuatro) y en un esfuerzo monumental recibirme de una vez por todas. Patricio asumió que debe "ayudarme" en este punto y como la verdad es que tengo ganas de hacer cualquier cosa menos sentarme a estudiar a los ya consabidos motivos de siempre (la hora de irse a dormir por ejemplo) agregó cierto control de los avances de mi materia. Tengo que aclarar que sé (me consta) que esto es algo que puede hacer exclusivamente alguien que te ama mucho. De otra manera no se puede poner energía así en la carrera de otro. Yo apenas nos fuimos a vivir juntos no tenía decidido terminar la carrera (eran seis materias pero me parecía que ya había dejado ir ese tema) y por lo tanto él nunca incluyó este tema. Ahora en cambio la situación cambió, yo estoy en posición de hacerme cargo de mis decisiones y mi decisión no era definitivamente dejar. (Ni dejar definitivamente) ¿Necesito esta ayuda que Patricio me ofrece? No lo sé. Es una incomodidad para un adulto, a mi modo de ver, a veces nos cuesta mucho más emocionalmente que cognitivamente ponernos a estudiar, cerrar, seguir adelante, etc. Pero la verdad es que no hay cosa que no se solucione con horas y horas de lectura. Es la única fórmula, no voy a repetirla, es otro cliché. Así que, conociendo mi personalidad y aún sabiendo que esto me va a traer consecuencias no tan agradables, saludo la idea de Patricio de preocuparse por mi rendimiento académico (lo que significa exclusivamente cumplir determinados tiempos, no ser o algo que uno no es) después de todo si hubiera sido su decisión, más allá de algunos desacuerdos discutibles, supongo que finalmente la hubiera aceptado. De eso se trata la relación de disciplina doméstica y sé que a mucha gente le cuesta esta parte más que ninguna otra. Desde mi punto de vista cuando no me sienta cómoda aceptando esta cuestión acerca de la relación me plantearé la permanencia de la misma porque esa atención de parte de él es para mi una necesidad. Es, además, la base de mi devoción hacia él.
Entonces, veía venir toda la situación después de todo ya teníamos algunas cosas habladas. Y avanzado un par de días (no convivo bien con las amenazas y las posibilidades) empecé a entrar en el peor de los humores y reclamos de atención. Ahí es cuando Patricio señaló el tema del estudio (además de las otras cuestiones de siempre) y no pude decir nada al respecto.
Como decía fue una larga experiencia sobre las rodillas donde mi spanker me recordó cada momento, lo bien que funciona la palma de la mano a secas. (Cosa que yo ya sabía y nunca se me hubiera ocurrido discutir, ni dejar afuera). Sin embargo esta vez fue diferente. La fuerza y el impacto de las nalgadas sumado todo esto al hecho de que duró... ¿cuánto tiempo? No lo sé, pero pareció durar horas. Él reconoció que tenía cierto escozor en la mano y yo.. amigos, cuando terminó, literalmente no podía estar sentada. Me ha sucedido recibir alguna paliza más severa con algún implemento y como consecuencias las nalgas te duelen y eso hace que sea dificultoso permanecer sentado. Sin embargo después de un momento uno puede quedarse en una posición a pesar del dolor. Esa noche no podía estar sentada y no dejaba de moverme en la silla, como tantos relatos hablan al respecto. A cada momento tenía que ponerme de pie, meter las manos debajo del pantalón y frotarme la cola. El punto quedó realmente claro. Horas después todavía tenía las nalgas rojas... totalmente increíble. Sólo nalgadas.
Al día siguiente no recuerdo qué detallito de discrepancia (porque yo aún sentía la incomodidad) hizo que me diera unas cuantas nalgadas y casi me pongo a llorar antes que llegue a diez. Consecuencia, intenté portarme bien el resto del fin de semana. Esas cosas Patricio las observa (afortunadamente, si no sería muy injusto) y pasa el tiempo abrazándome, besándome y diciéndo lo bien que me estoy portando. Lo único malo, amigas rebeldes, es que cuando uno se encuentra en esa situación a la más mínima insinuación uno capitula y hace lo que el otro dice. Un buen ejercicio de sumisión sin duda, porque realmente parece que uno no desea rebelarse. Anoche nos fuimos a dormir juntos para no poner en riesgo mi prontuario (ya habían pasado las 2am, hubiera sido desafiar abiertamente la regla). Pero me olvidé de una tontería (era domingo) que fue hacer la cama. Siendo domingo supuse que lo iba a dejar pasar. Traté de llegar al dormitorio antes que él pero no pude. Estaba de pie, muy seriamente cruzados los brazos. Me acerqué a mi lado de la cama y disimuladamente le dije que me ayude a tenderla pero en cambio se acercó, se sentó en el borde de la cama, me puso sobre las rodillas (al compás de mis gritos de nooooo) y me bajó la bombacha ahí nomás, iban a haber unas cuantas nalgadas más ese fin de semana. Traté de no gritar porque en la noche cualquier sonido se multiplica por cien pero en un momento no pude evitarlo. Un rato después me permitió levantarme para que estirara las sábanas.. no podía ser, tardamos menos de un minuto en meternos en la cama. ¿Era ese un motivo? Me despido con la pregunta, o mejor con la respuesta. Sin duda lo era. De otra manera no el juego no sorprende, no es consistente, la reglas no son claras, no es divertido siquiera. No se trata de quién tiene el capricho más poderoso. Al contrario, ningún capricho puede ser tenido en cuenta. Uno sabe qué cosas esperar pero lo mejor es estar con alguien que no te deje esperando siempre. Aunque a veces resulte difícil efrentar las consecuencias. Nos dormimos abrazados en un par de minutos. (A pesar del calor...)