Cómo hago para que mi novio me baje la bombacha y...

Este post es debido a un pregunta tipo revista femenina (jeje) "¿Cómo hago para que mi novio me baje la bombacha y me de unos buenos chirlos?" Se habla poco del tema, pero esta pregunta tiene una respuesta simple: si querés que tu novio haga tal o cual cosa lo primero es decírselo y claramente. Luego no todo el mundo se excita con esta fantasía de la misma manera, si bien todos de alguna manera sienten algo cuando se les menciona el tema (sean spankos o no). Entonces, lo primero es ver que tu novio sea naturalmente dominante, aunque no de ninguna señal relacionada con el spanking, ya que en general la gente tiende a uno u otro rol. Este es un tema interesante que yo en algún momento fatigué en los foros. Aparentemente cuando uno lee un relato tiene la sensación de que el hombre sabe siempre cuándo debe hacer y qué debe hacer. La verdad es que en la realidad es un poco más complejo. A medida que la pareja va a teniendo más tiempo juntos las señales van siendo más claras y (si a ambos les interesa el tema) no necesitarán más que un par de gestos y uno terminará sobre las rodillas del otro. (Pero siempre deberán estar esos gestos)
Sin embargo hasta esa pareja tuvo que empezar alguna vez a plantearse cómo quería que se cumpliera su fantasía, cuánto sería suficiente, cuánto no, qué cuestiones de su personalidad quería involucrar en el juego, etc. Es indispensable hablar del tema. Obviamente es difícil porque parte de la fantasía es que uno realmente "resiste" hasta el final. Uno quiere y al mismo tiempo no quiere que le den una paliza, entonces ¿cómo voy a pedirle abiertamente que lo haga? Eso ya le quita excitación al tema. Pero es necesario hablarlo en lo posible fuera de juego, tomarse el tiempo, discutirlo. Qué te gustaría que el otro hiciera y qué le gustaría hacer al otro también. Ser claro es fundamental.
Para empezar, habría dos maneras que son las más fáciles: la primera es jugar para experimentar. Es mucho más intenso jugar con algún motivo real (y hasta ni darse cuenta de que uno se la está buscando hasta que está sobre las rodillas) pero al principio funcionará muy bien experimentar, sobre todo para ver la intensidad. Hacerlo durante el sexo es una buena opción y la verdad es que unos buenos azotes tienen un efecto "benéfico" (como dicen los teóricos de la disciplina doméstica) aún cuando es planificado y sin tener que llegar a un motivo estresante. La segunda manera más simple es con reglas. Plantear reglas claras (no necesariamente debe hacerlo el spanker; más adelante en la relación lo más probable es que lo haga naturalmente pero al principio esas reglas deben consensuarse como todo). Luego jugar limpio los dos. La spankee rompe las reglas y debe bancarse el castigo. El spanker intentará ser consistente y cumplir con su parte. Aunque todo esto parezca natural a veces no lo es. Uno debe realmente ser claro en las señales y en las demandas. A mi me sucede (aunque hace rato que lo tenemos resuelto) que si tengo que decirle a Patricio que necesito un "reajuste" ese mismo hecho de decírselo me saca de onda y sé que lo último que querré es que suceda lo que precisamente quiero. Contradictorio. Sin embargo HAY que decirlo. En el ambiente eso se define de la siguiente manera: si uno necesita unos chirlos debe pedirlo y será con suerte un "fun spanking", casi todo dentro del contexto del juego (que no deja de ser una experiencia fuerte) No obstante si después de pedirlo y resistir, enojarse por el hecho de haberlo pedido y por todo lo demás que existe sobre la tierra, deberá aceptarlo o se habrá "ganado" uno de verdad, no un juego. Esto si el spanker no lo entiende así por ahí sería bueno hablarlo a priori también.

En fin... Patricio. Ya tenía ganas de hablar de él. ¿Cómo hago para que mi novio sea un natural dom? Para empezar Patricio es naturalmente dominante. Esto significa objetivamente y fuera del spanking que toma más decisiones que yo. A mi me parece bien, es lo que necesito y lo que estaba buscando. Tiende a tomar las decisiones lo cual no quiere decir que yo no decida nada o que no tenga mi punto de vista y no lo haga valer. Simplemente me gusta que él no dude y no me pregunte cada cosa. Eso acerca de la personalidad. Ahora la verdad es que nosotros, que nos conocemos hace más tres años y estamos casados, ya teníamos la fantasía antes de conocernos y nos contactamos a partir de ahí. Tuvimos mucha suerte, me consta, porque nos llevamos muy bien y nos queremos más acá o más allá del spanking. Pero también nos llevó un tiempo ajustar nuestras fantasías. Él tenía una idea y yo otra acerca del juego y la vida, como todas las parejas. No muy distintas por supuesto. Obviamente algo de plano teníamos, y la verdad es que más que cómodo es liberador que el otro sepa cuál es tu fantasía, la comprenda y la respalde. Más allá de compartirla, que es el ideal. Aquí el consejo es el mismo: sentarse a hablar. No sé ustedes pero yo no podía renunciar a esto que considero fundamental en mi vida sexual y cotidiana. Más difícil aún que lograr que tu chico te de unos chirlos (y eso ya es mucho, porque si te da dos chirlos naturalmente te va a dar diez) es compartir una relación de disciplina doméstica. Allí se necesita muchísima atención de parte de él y un grado de aceptación alto de parte de ella (o viceversa, depende del caso). La verdad es que las fantasías (las ganas) son tan fuertes que uno desearía que el otro se avivara de una vez y a la menor insinuación le bajara la bombacha y la pusiera sobre las rodillas. Afortunadamente no es así, porque uno puede tener un mal día. Una vez que las cosas están claras el spanker si entiende que las señales son lo suficientemente claras deberá cerciorarse de que es lo que el piensa amenazando que si tal comportamiento continúa tendrá tales consecuencias.
Es apasionante pero hay que bancarsela. Una de las cosas que hay que aceptar es que estamos cediendo cierto poder. Ni siquiera vamos a poder decir "bastaaaa" porque nuestro spanker decidirá hasta cuándo sigue el castigo. Patricio me repite esto todo el tiempo cada vez que quiero zafar, cambiar el momento, cambiar las situaciones, los implementos y los motivos. "¿Quién decide?" ¡Y hay que responder a esa pregunta! Yo ahora no necesito más que uno o dos gestos o romper alguna regla boluda (que tenemos muchas) pero la verdad es que cuando me viene el mal humor no lo puedo evitar y algunas veces las señales aunque oscuras ya me las ve venir y pocas veces me deja llevar la discusión demasiado lejos. Y entonces sí, volverlo loco y bancársela o portarse bien, como el juego manda.