Esta es la historia del sábado pasado. Tuvimos una experiencia muy interesante. Primero se me ocurrió hablar exclusivamente del spanking, pero entonces algo hubiera faltado en el relato. Entonces pensé no escribir absolutamente nada, pero acá estoy al fin, poniendo por primera vez detalles de nuestra vida sexual. Detalles, por supuesto, porque todo no sería posible. Pero es importante ver las dos partes de la historia ya que muestran dos (de los muchos) aspectos diferentes del spanking. Y cierto nivel de sumisión que es bastante difícil de conseguir pero que llegado ese momento es liberador como pocos.Primera parte
El día había pasado como de costumbre sin mayores sobresaltos. A eso de las seis de la tarde Patricio me dice que teníamos algunas cuentas que arreglar. Yo pensé, no voy a zafar más... no tengo manera de tener mi "prontuario" (como le dice él je!) limpio por más de un día. Igualmente no pude resistirme mucho porque no había cumplido con una de nuestras reglas y por lo tanto él tenía razón. Bastante quise cambiar algunas cosas que sucedieron (eso no es mentir!) y por eso mínimo me agregó diez a los treinta que tenía planeado.
Llegamos al dormitorio y me sostiene de las muñecas, me besa y pone mis manos contra la pared (uy nooo.. contra la pared) y me dice que no puedo sacar las manos de allí y cada vez que lo haga empezará de nuevo. Me baja los pantalones y me toma de la cintura inclinándome levemente hacia afuera. Entonces son cuarenta, así totalmente en frío no puedo resistir el implemento que eligió.. Un azote y zas suelto las manos, empezamos de nuevo. Y así otra vez, y otra vez. Parece que no vamos a terminar jamás y le digo que no, que ese objeto maldito golpea demasiado con la punta y no lo puedo tolerar, al menos sin algún precalentamiento..
-Es un castigo -dice Patricio- ¿qué esperabas?
Pero de alguna manera se apiada de mi y vuelve con una paleta de ping pong. Convengamos que no es agradable pero mucho mejor. Ahora voy a tratar de aguantar sin sacar las manos, no puedo seguir posponiendo esto para siempre. Me da uno, dos, tres, cuatro paletazos y saco las manos. ¡No lo puedo evitar! Golpea con una fuerza increíble (no está jugando).
-Empezamos de nuevo -dice tranquilamente.
Me toma del brazo y me vuelve a poner contra la pared.
-¡No muevas las manos..!
De alguna manera puedo aguantar diez. Entonces se detiene un momento y me deja respirar. Así van los otros diez y otros más.
-No te vayas a soltar ahora -me dice- sería realmente trágico empezar de nuevo ¿no te parece?
Claro que me parece. Los últimos diez fueron sensiblemente más fuertes pero de ninguna manera saqué las manos de la pared. Cuando terminó (cosa que siempre hago casi insconscientemente) sostuve la posición hasta que él me tomó de los brazos, me abrazó y me besó. Ya había pasado y no había sido tan terrible después de todo.
Pasó el resto de la tarde y cenamos juntos. Desafortunadamente la paliza no me había hecho muy buen efecto que digamos. Me dolía al sentarme y estaba de visible mal humor. Fui a observarme al espejo y sólo vi las nalgas un poco coloradas (con lo que me dolía esperaba más) y volví al living. Definitivamente no me sentía bien y, me guste o no, tenía que hablarlo con Patricio.
Estaba mirando algunas cosas hasta que levantó la vista y me miró. Le pregunté si no quería hacer algo juntos...
-¿Querés jugar conmigo? -me preguntó.
Fue un alivio realmente no tener que decirlo. Le contesté que sí. Él estaba sorprendido.
-¿No fue suficiente con lo de esta tarde?
-Aparentemente no.. -sonreí, me estaba exponiendo- además deberíamos tener sexo ¿No?
Sonrió. Se levantó y me abrazó. Me tomó de la mano y volvimos al dormitorio.
-Vamos. Así que esta vez no tenemos ningún motivo.
-Podemos... -dije yo- aprovechar esto a cuenta, para mañana...
-Nooo. -me dijo- Primero, un poco de "fun spanking" no le viene mal a nadie. Segundo, no te quiero andar castigando injustamente por algo que no pasó, ¿No te parece?
Segunda parte
Se sienta en el borde de la cama, me pone sobre las rodillas y me baja los pantalones. Me toca las nalgas y siento esa sensación agradable de la caricia sobre el ardor remanente de la paliza anterior. Sé que ahora me va a doler porque tengo la piel más sensible pero también sé, de alguna manera contradictoria, que necesito seguir un poco más. Se toma su tiempo. Me da algunas nalgadas esporádicas y de a poco va incrementando el ritmo y la intensidad. Se me escapan algunos sollozos pero quiero experimentar todo lo que está sucediendo. Se detiene, me acaricia.. observa de cerca. Pronto siente que mi ropa le molesta pero no puede desnudarme en esa posición. Me pone de pie.
-¿Qué hacés con esas zapatillas? -me dice- sacátelas y sacate el pantalón.
Hago lo que me dice. Cuando me vuelve a poner sobre las rodillas me invade una sensación de desnudez. Me acaricia las piernas, los muslos cuando me relajo empieza de nuevo y las nalgadas siguen por un buen rato. Quiero levantarme levemente, mirarlo, pero no me lo permite, me sostiene de la cintura. Asumir algunas cosas y someterse a veces no tiene vuelta atrás. Tengo ganas de llorar, pero no puedo, apenas puedo dejar escapar algunos gemidos. No puedo dejar de moverme, me reta por esa razón (y de esa manera me excita cada vez más) hasta que introduce su mano entre mis piernas y me acaricia. Separa mis nalgas, observa.. introduce algunos dedos. Siento que no puedo más.
-Metemela -le digo- por favor..
Cuando estamos de pie nos desnudamos y en un gesto le agarro el pene con demasiada brusquedad. Me da un par de chirlos y me pone de rodillas sobre la cama. Me penetra violentamente. Hace un comentario acerca de lo colorada que tengo la cola. Mientras tanto separa mis nalgas e introduce un dedo, lentamente. Nos movemos rítmicamente y cada vez que me detengo me da unas cuantas nalgadas. Siento me saca el dedo del culo (entiendo instintivamente que va a cambiar de vía) y trato de relajarme. Lentamente, al principio, comienza a penetrarme por ahí. Pronto empiezo a gemir y a decirle que lo haga más despacio. Pienso en el lubricante, pero está demasiado lejos, en un cajón.. Me muevo instintivamente hacia adelante pero me sostiene fuertemente de la cintura y me lleva hacia él. Patricio está todo adentro mío, el ritmo se acelera, un rato más tarde llega al orgasmo y nos desplomamos sobre la cama.
Se acerca y me besa apasionadamente y hace un gesto de poner su mano otra vez entre mis piernas...
-¡No puedo..! -sollozé.. no sabía específicamente qué no podía. (Llorar, bajar a la tierra, acabar?)
Lo veo desnudo sentado sobre la cama sonriendo. Me pone sobre las piernas y continúa...
-¿Qué no podés acabar? ¡Ahora vas a ver..! -Su mano baja con fuerza e impacta sobre mi cola colorada. Una, diez, veinte, cincuenta veces. No puedo maaaaaasss... Es muy raro.. en general me toma un par de minutos llegar un orgasmo (a veces más de uno). Tampoco puedo llorar, estoy demasiado excitada, pasada varias vueltas. Por mis gemidos se da cuenta que estoy llegando al límite, me abraza y me acaricia, pone sus dedos entre mis piernas y estallo. (Todos los vecinos del edificio deben haberlo escuchado.)
Nos quedamos abrazados así por un rato largo. Aún estoy sensible y no paro de temblar. Su mano recorriendo mi espalda termina acariciándome las nalgas calientes.
-No sé cómo vas a dormir esta noche.. -me dijo, en broma.
Yo sonreí. Era verdad, ni me quería imaginar cuánto me iban a arder cuando pasara la adrenalina y me enfriara. Pero no me importaba en absoluto. Era una experiencia fuerte que necesitaba y por suerte lo tenía a mi chico ahí para vivirla.
Comentarios
Bravo, felicitationes, para tu comentario...
Tu castigandos estan muy fuertes !
Tu es una resistancia spankee.
Besos
maria
Y buenas spankees.
besos
e.
Un beso.
maria