El martes tuvimos una revisión de lo mejor del spanking. Simplemente unos buenos chirlos con la mano. Y todo empezó cuando estábamos bañandonos juntos. Patricio me recordó algunos detalles de mi desordenada vida actual y me dio algunos chirlos en posición: las manos contra los azulejos (mientras la ducha funcionaba a full) Los chirlos sobre la cola mojada duelen más, todo el mundo sabe. La cola se marca más, la piel se sensibiliza un poco. La cuestión es que fueron algunos bien dados pero sobre todo la escena fue interesante, ya que cada vez que movía las manos para taparme las nalgas me ordenaba volver a ponerlas contra la pared mientras me recordaba las cuestiones que él considera estoy descuidando, que cuando tengo estos días son unas cuantas. Un rato después tuvimos sexo oral en la bañadera a medio llenar y el final del baño fue más caricias que otra cosa.
La cuestión es que cuando una chica está con este humor apenas unos chirlos no hacen más que empeorar el asunto y pronto empezó a notarse cuando durante y después de la cena no podía sacarme ese gesto de puchero... Lo bueno es que Patricio a esta altura ya me conoce bien y afortunadamente se ríe la mayoría de las veces que tengo esas actitudes. Ibamos a ver un programa de tv que vemos los martes (extraño evento porque casi nunca miramos tv) pero decidimos postergarlo y en cambio acostarnos un rato juntos. Te parece? me dijo y yo asentí. No sabía qué iba a pasar pero cualquier versión de acostarnos juntos (desde estar simplemente abrazados) era mejor que ese mal humor creciente.
En la cama hablamos del tema.. convengamos que no me gusta hablarlo. Sólo dije que sé que me pasa, pero no es algo que manejo. Que entiendo que puede ser difícil para él también (no podés estar las 24 hs del día pendiente de cada gesto de malcriada de tu mujer) pero de todas formas no lo podía evitar. Allí Patricio replanteó los motivos según lo que él consideraba me estaba molestando y llegó a la conclusión que el problema no eran las cuestiones banales de la vida cotidiana sino que realmente no estoy estudiando nada. Cómo llegó a esa conclusión no sé (él tampoco es de andar rodeando y explicando) las cosas son como son. También me dijo que ni se me ocurra seguir sin estudiar porque siempre vamos a tener muchísimos más motivos para "jugar" sin necesidad de poner en riesgo todo a esta altura del año, lo cual no es ningún juego. Esto dicho en frío parece una charla de café, pero si te lo dicen mientras te dan unos chirlos más que fuertes ya tiene otra impronta. Después de un buen rato, cuando ya tenía la cola bien roja y ganas de volver atrás y parar todo el asunto me tomó del brazo y me hizo poner de pie.
Fue a buscar algunas almohadas, puso una sobre la otra y me ordenó acostarme boca abajo con las almohadas debajo de mi pelvis y las piernas extendidas. Esta es una posición que desde bastante altura puede dejar la cola bien expuesta. Allí siguió con los chirlos (que luego reconoció fueron más fuertes de lo habitual) hasta que se detuvo y trajo una cane. Se tomó su tiempo, no sé cuántos fueron.. supongo que los contó. Yo estaba realmente pasada de vueltas y a punto de llorar pero debo reconocer que realmente eso era lo que necesitaba. Cambió de lado varias veces.. se tomó su tiempo, hasta que volvió a levantarme del brazo y para recordarme los motivos que nos llevaron a esta sesión me dio unos cuantos chirlos más con la mano. Le prometí que iba a ponerme a hacer lo que tenía que hacer.. después de todo es lo que yo quiero también. Me dijo que sospechaba que iba a tener problemas con la silla otra vez.
Me miré la cola en el espejo. Coincidimos que hacía bastante que no la tenía tan colorada. Nos abrazamos un rato largo.. No quiero estar en ningún otro lugar del mundo más que así en sus brazos y después de unos buenos chirlos. Al día siguiente todavía sentí algunas molestias y cuando fui a chequear otra vez vi algunas marcas leves, consecuencias seguramente de la mano. Usada con fuerza puede dejar claro cualquier punto.
Después estuve leyendo y pensando sobre cuál es realmente la fantasía y a qué nos gusta jugar. Obviamente nos gusta este contacto físico extremo y la mano es la herramienta del spanking por excelencia. Pero es bueno siempre tener más recursos para cuando se necesita otra cosa lo que, por contradictorio que parezca, sucede y bastante seguido.
La cuestión es que cuando una chica está con este humor apenas unos chirlos no hacen más que empeorar el asunto y pronto empezó a notarse cuando durante y después de la cena no podía sacarme ese gesto de puchero... Lo bueno es que Patricio a esta altura ya me conoce bien y afortunadamente se ríe la mayoría de las veces que tengo esas actitudes. Ibamos a ver un programa de tv que vemos los martes (extraño evento porque casi nunca miramos tv) pero decidimos postergarlo y en cambio acostarnos un rato juntos. Te parece? me dijo y yo asentí. No sabía qué iba a pasar pero cualquier versión de acostarnos juntos (desde estar simplemente abrazados) era mejor que ese mal humor creciente.
En la cama hablamos del tema.. convengamos que no me gusta hablarlo. Sólo dije que sé que me pasa, pero no es algo que manejo. Que entiendo que puede ser difícil para él también (no podés estar las 24 hs del día pendiente de cada gesto de malcriada de tu mujer) pero de todas formas no lo podía evitar. Allí Patricio replanteó los motivos según lo que él consideraba me estaba molestando y llegó a la conclusión que el problema no eran las cuestiones banales de la vida cotidiana sino que realmente no estoy estudiando nada. Cómo llegó a esa conclusión no sé (él tampoco es de andar rodeando y explicando) las cosas son como son. También me dijo que ni se me ocurra seguir sin estudiar porque siempre vamos a tener muchísimos más motivos para "jugar" sin necesidad de poner en riesgo todo a esta altura del año, lo cual no es ningún juego. Esto dicho en frío parece una charla de café, pero si te lo dicen mientras te dan unos chirlos más que fuertes ya tiene otra impronta. Después de un buen rato, cuando ya tenía la cola bien roja y ganas de volver atrás y parar todo el asunto me tomó del brazo y me hizo poner de pie.
Fue a buscar algunas almohadas, puso una sobre la otra y me ordenó acostarme boca abajo con las almohadas debajo de mi pelvis y las piernas extendidas. Esta es una posición que desde bastante altura puede dejar la cola bien expuesta. Allí siguió con los chirlos (que luego reconoció fueron más fuertes de lo habitual) hasta que se detuvo y trajo una cane. Se tomó su tiempo, no sé cuántos fueron.. supongo que los contó. Yo estaba realmente pasada de vueltas y a punto de llorar pero debo reconocer que realmente eso era lo que necesitaba. Cambió de lado varias veces.. se tomó su tiempo, hasta que volvió a levantarme del brazo y para recordarme los motivos que nos llevaron a esta sesión me dio unos cuantos chirlos más con la mano. Le prometí que iba a ponerme a hacer lo que tenía que hacer.. después de todo es lo que yo quiero también. Me dijo que sospechaba que iba a tener problemas con la silla otra vez.
Me miré la cola en el espejo. Coincidimos que hacía bastante que no la tenía tan colorada. Nos abrazamos un rato largo.. No quiero estar en ningún otro lugar del mundo más que así en sus brazos y después de unos buenos chirlos. Al día siguiente todavía sentí algunas molestias y cuando fui a chequear otra vez vi algunas marcas leves, consecuencias seguramente de la mano. Usada con fuerza puede dejar claro cualquier punto.
Después estuve leyendo y pensando sobre cuál es realmente la fantasía y a qué nos gusta jugar. Obviamente nos gusta este contacto físico extremo y la mano es la herramienta del spanking por excelencia. Pero es bueno siempre tener más recursos para cuando se necesita otra cosa lo que, por contradictorio que parezca, sucede y bastante seguido.
Comentarios
espero que hayas concluido tu licenciatura y tengas exhibido tu Titulo en un lugar donde Patricio pueda verlo en todo momento.