7:30 am. Mañana lluviosa. Patricio me despierta besándome... Me encanta despertarme así. Él parece bastante feliz así que salto de la cama como todos los días a hacerle el desayuno. Este tema tiene sus complicaciones pero no las voy a explicar aquí ya que es tan peculiar que es posible que se revele demasiada intimidad. Sí amigas... la cocina es mi territorio. Ya estaban todos preguntándose, ¿qué hace Patricio con esta chica a la cual tiene que darle chirlos en la cola para que lave los platos? Bueno, tengo mis virtudes también...
Me abraza. Está tan feliz que le pregunto cuál es el motivo.
Me responde que porque sí, porque se siente bien y porque sabe que me fui a dormir más tarde de lo que debía otra vez y me va a dar unos cuantos azotes por eso.
Wowowow.. Rebobinemos. En un momento me perdí de algo... Así sigue el interrogatorio:
-¿Por qué decís eso? No me fui a dormir más tarde...
-¿A qué hora te fuiste a dormir?
-A las dos..
Me da unos cuantos chirlos sobre el pijama.
-¡No me mientas! O va a ser peor.. Decime a qué hora te fuiste a dormir..
-Bueno la verdad es que no me acuerdo... no miré el reloj.
-¡No mientas!
-¡Es verdad!
Minutos después ya estamos en la mesa. Hacemos algunos comentarios banales mientras apenas miramos la televisión por el pronóstico meteorológico.
-¿Y? ¿A qué hora te acostaste?
-Ya te dije.. a las dos..
-¡No mientas! ¡Cómo me vas a decir a las dos! -y agrega- tené cuidado porque yo sé a qué hora te acostaste...
-¿A qué hora me acosté?
Se levanta de la mesa sin responderme.. ahora está bastante enojado, pero tiene que irse. Se me está complicando la resistencia. (De camino me da un par de chirlos al vuelo)
-Voy hasta el dormitorio a ponerme la camisa, tenés diez segundos para contestarme a qué hora te fuiste a dormir porque si no te va a costar mucho, ¿entendiste?
Revisemos la situación... rápidamente, ¿sabrá a qué hora me acosté? ¿puede ser que otra vez viera cuándo me deslicé en la cama...? Pero si no hice el menor ruido..
-¿Y? Estoy esperando..
-Me acosté a las tres y media.
Hace un gesto de hastío.
-¡¡Es verdad!!
-Eran las cuatro menos veinte. Después vamos a hablar.
¡Cómo puede saber la hora exacta! Observo a este hombre que amo tanto como toma su bolso y sale para el trabajo. Nunca dejará de sorprenderme.
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