En estos días que pasaron no sucedieron muchas cosas como para ser registradas en un blog "de spanking" y esto coincidió con un viaje que emprendimos Patricio y yo (léase viaje real, con equipaje y kilómetros, no ningún tipo de viaje simbólico) el viernes 16 que nos tuvo alejados del mundo de la internet. Luego nuestros amigos vinieron para acá y se quedaron el fin de semana (aunque yo doy demasiados detalles de la vida real según Patricio) Ahora que volvimos a Buenos Aires los problemas de salud se han intensificado. Nada grave suponemos, pero este invierno ha dejado secuelas desastrosas. Quedarnos adentro juntos sin hacer nada o a lo sumo mirar algún dvd fue toda nuestra actividad.Algo extraño pasa (no es la primera vez) y siento por momentos que la fantasía del spanking se ha des-erotizado, por decirlo de alguna manera, y en días así no tengo ganas ni resistencia física real para recibir una paliza. Sé, porque esto ya me ha sucedido, que es algo que va a pasar y que en una semana quizá, más temprano o más tarde, la fantasía volverá con toda la fuerza que la hace constitutiva en mi vida sexual. No es un tema menor y creo que todos de alguna manera han vivido algo así. En principio uno piensa si no será que se está volviendo vainilla. Después de a poco va recuperando las cuestiones cotidianas que tienen que ver con la práctica y los gestos. Digo de a poco pero puede ser que súbitamente se encuentra creando la peor situación posible con el único objeto de que lo castiguen. Esto también me ha sucedido.
En el mundo del spanking hay cosas que es mejor darlas por sentadas y una de ellas es la diferencia en el balance de poderes. Cuánto uno tiene permitido o no al asumir cualquiera de los roles donde definitivamente el spanker tiene mucha más decisión. Estando en esta fase vainillesca ha surgido una situación que ameritaba unas buenas nalgadas y me he puesto a llorar a los dos minutos de estar sobre las rodillas. En esos momentos no es tan agradable jugar pero viviendo en una relación de disciplina doméstica negarse a algo que es justo dentro de las leyes de la pareja equivale a que el spanker ignore las necesidades del spankee.
Decía que hay dos cosas y la segunda es que a la fantasía, que puede ser tan intensa como para ocupar la mente todo el tiempo, hay que recrearla constantemente. La internet ha venido a incentivarla mucho con fotos, videos, relatos. Pero se sabe que la más fuerte es esa que pasa por dentro y que a veces tiene forma de sueño diurno. Yo tengo mis fantasías como cualquiera y con el tiempo, aunque han ido cambiando sutilmente, en el fondo siguen siendo las mismas. Hoy (aquí y ahora) la fantasía que más me interesa es la que estamos viviendo con Patricio, es decir la relación de disciplina doméstica. Y cuando fantaseo lo hago en esos términos pero anteriormente siempre se trataba de un colegio o una institución y por lo general el lugar del spanker lo ocupaba una mujer. ¿Por qué? Siempre pensé que eso tenía que ver con la manera que tengo yo misma para relacionarme con las mujeres, distinta de los hombres obviamente, y donde el elemento sexual es de otro tipo. Es decir, siempre que busco una figura de autoridad para una experiencia (fantasía en este caso) de spanking totalmente "puro" es una mujer. Con los hombres siento que hay algo más involucrado y es eso sexual intenso que caracteriza a la relación. Ok, esta es una confesión: siempre que vuelvo a conectarme con la fantasía lo hago por este lado, donde se ha quitado todo elemento de la relación sexual convencional y donde el spanking es simplemente un castigo como consecuencia de una mala conducta. Otra cosa que me ha llamado la atención es que en estas fantasías siempre hay otra gente involucrada, otras mujeres spankees de edades indefinidas puesto que si bien en la fantasía soy yo es evidente que en esa situación difícilmente tengamos treinta años sino mucho menos.
Apenas descubrí que me interesaba el tema se me ocurrió escribir algunos relatos donde sucedieran estas cosas pero eran de tal modo íntimos que me daba hasta vergüenza leerlos. Había tocado el nervio... Luego me deshice de ellos y vi por qué me resulta más fácil teorizar sobre el tema: teorizar es de alguna manera hacer reglas generales o por lo menos sistematizar algo, lo que de alguna manera es tranquilizador. Poner la fantasía tal cual uno la siente (la que más te moviliza) en un relato es exponerse terriblemente. No sé cómo terminé escribiendo esto, lo único que sé es que de alguna manera voy a tratar de seguir adelante con este blog (no me cuentes los días Pablo!) aunque si no lo hiciera no creo que el mundo vaya sufrir lo más mínimo con la pérdida. Lo hago porque hace mucho tiempo me había propuesto escribir acerca del tema (en español, lo cual no es poco trabajo) para abrir la posibilidad de que mucha gente que le interesa el tema pudiera contrastar su propia experiencia, opiniones y fantasías con alguien más. Y mientras más versiones mejor. Me imagino que pronto tendrán noticias de chirlos reales.
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